En Colombia censuran,
amenazan y asesinan periodistas. Basta revisar el titular de 17 de mayo de la
FLIP, “Plan para atentar contra periodista e investigadores en Colombia”, http://www.ifex.org/colombia/2013/05/17/plan_para_atentar/es/, para
darse cuenta entre líneas que González Guillén León Valencia y Ariel Ávila no
son los únicos amenazados en este oficio del periodismo, ver la incompetencia de
las autoridades, al igual que la impunidad frente a los asesinatos a
periodistas según el informe del Comité para la Protección de periodistas, http://www.eltiempo.com/mundo/estados-unidos/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12774483.html (El Tiempo, 05/02/13). Pero la censura es
tan devastadora como la amenaza y el asesinato. La polémica que se generó en
nuestro país respecto al proyecto de Ley contra la parodia genera, para
humoristas y periodistas, sozobra y desconfianza frente a las garantías para ejercer el
derecho a la libertad de expresión.
Según KIENYKE, en un
artículo titulado “Retiran proyecto de ley contra la parodia” (05/14/13),
http://www.kienyke.com/confidencias/retiran-proyecto-de-ley-contra-la-parodia/, no es suficiente con que el legislador del partido de la U haya retirado el proyecto
por no tener clara su intención sino que es necesaria “una normatividad para
garantizar la libertad de expresión en Colombia”. Al parecer el presidente de
la cámara de representantes, Augusto Posada, no leyó (o leyó y se le olvidó)
los artículos 19 y 20 de la Constitución Política de Colombia, http://cmsstatic.colombiaaprende.edu.co/cache/binaries/articles186370_constitucion_politica.pdfbinary_rand=1416, que garantizan la
libertad de expresión por encima de cualquier medida que silencie o coarte al
periodista; ni las sentencias T-263-10, http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2010/t-263-10.htm, y T-1037-10, http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2010/t-263-10.htm; ni el comunicado de prensa
de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión del 3 de mayo de 2013, http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=922&lID=2,
que insta a los Estados a proteger y garantizar la libertad de prensa; ni
tampoco consultó la Declaración de principios sobre la libertad de Prensa.
Y son tan sólo algunos
documentos sobre la libertad de expresión que demuestran los palos de ciego de
parte de quienes hacen las leyes en Colombia. La normatividad sobre la libertad
de expresión existe, pero sucede que no hay garantías reales por parte del
Estado para proteger a los periodistas para que, debido a su labor en pro de
fortalecer la democracia y garantizar la transparencia por parte de los
gobernantes, no sean censurados, amenazados o asesinados. Irónicamente en
nuestro país, sucede lo que dijo para el programa Contravía el 4 de marzo de
2008 Eduardo Márquez, director de la federación Internacional de periodistas: “uno se puede decir lo que quiera pero se le
puede atravesar una bala en el camino”.
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Nació en Zipaquirá el 24 de noviembre de 1977. Participó en los colectivos literarios Fundación Siembra, Zaguán de Poesía y Los Impresentables. Es Hermano de la Salle. Publicó el poemario Estación del fuego en 2007. Ha obtenido varios reconocimientos literarios: Primer puesto en el II concurso “La memoria de nuestros pueblos”: Homenaje a los estudiantes caídos en soledad" (2013); mención en el IX concurso Bonaventuriano de Cali (2013); mención en el XXVI concurso de Poesía y Cuento de la Universidad Externado de Colombia (2013), segundo puesto en el XII concurso de poesía Eduardo Carranza (año 2014) y mención de honor en el XII Concurso Bonaventuriano de Cali (2016). Ha publicado artículos y poemas en varias revistas literarias. Colaboró como columnista en la revista digital Vórtice (2015).