viernes, 9 de diciembre de 2016

Correr es escribir



Correr es escribir. Y cada paso es una palabra al aire que la ruta va grabando en el pavimento o en el sendero lleno de barro. Bajo el sol se escribe mejor mientras se trota, y bajo la lluvia las palabras parecen diluirse en la tinta del camino. Corremos y nos desestresamos, corremos y nuestros músculos se tensan como las palabras, cada bache del camino es un guion en el espacio de la hoja en blanco que se va poblando de símbolos como de corredores.  Correr es avanzar, y aunque duelan las piernas, las rodillas no funcionen, el estómago agudice su dolor bajo, se haya agotado el agua para refrescar el paladar o la lengua que se pega como una lija entre los dientes, siempre habrá la posibilidad de llegar, y como en la escritura, no importa si se llega primero, sino si se disfruta el viaje.
Frente a la hoja en blanco como en el sendero, hay posibilidad de inmovilidad. Sin embargo, sentimientos aparentemente opuestos equilibran la balanza de las ansias: miedo, amor o tedio puede impulsarnos a rayar el papel, a esgrimir palabras porque sí, a trotar por recreación, por pasar el tiempo, para mantener la barriga al día, para disfrutar del paisaje o de los amigos –pues nunca se va solo en un viaje como estos-, o para sobrevivir a la rutina. Por eso escribimos, por eso trotamos. Y es que tampoco escribes solo. Todos los demonios te acompañan, todos los dioses te siguen. El pasado es tu presente, el futuro una posible trama literaria por contar.
Te caes, tus amigos te levantan, te ayudan, te sostienen, vas escribiendo y no importan los tachones ni los olvidos, todo es devorado por el fuego del olvido, vas abriendo tu propio sendero a través de las palabras, a través de la naturaleza que nace bajo tus pisadas de trail runner, no vas primero, es mejor ser último como si estuvieras escribiendo la novela de tu vida a cada paso, a cada zancada, los ángeles demonios inflaman tu pecho y expanden su fuego por tu sangre hasta que la escritura parece respiración, gemido, tu propio aliento, como si corrieras contra ti mismo porque no tienes tiempo de hacerlo en una segunda vida, porque es ahora, en medio de tachones y de la lluvia, podemos llegar a la meta, es decir, palabra tras palabra, paso a paso, irnos olvidando entre muchos otros corredores que nos ayudan a concluir el viaje, entre amigos imaginarios que obligan a seguir escribiendo.       
En todo caso, escribir y trotar nos impulsan a la marcha, a abandonar toda inmovilidad, a ser creativos, nos oxigena, nos alimenta de suspiros las venas, dejamos atrás nuestras oficinas y seguridades cotidianas por el riesgo del viaje porque ambas opciones de vida –escribir y trotar- son tareas arriesgadas. En ambas morimos un poco, en ambas nos acercamos a nuestro destino, en ambas sabemos de qué material estamos hechos y hacia dónde no queremos ir. Es por eso que no esperamos el tren sino que vamos en búsqueda de él, quizás no para subirnos a uno de sus vagones sino para rebasarlo.

Yo, ahora, ya veo mi tren venir en el siguiente renglón y aún no termina mi marcha, es un tren largo y gris que se confunde con la lluvia. Y continúo trotando y tachando y rompiendo páginas, sin que se acabe la página. 

1 comentario:

  1. Estamos en los últimos meses de 2023, y hasta hoy llego a esta página porque escuché sobre Alex Buitrago en la emisora de la Nacional. Mis respetos por sus escritos y gracias.

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Nació en Zipaquirá el 24 de noviembre de 1977. Participó en los colectivos literarios Fundación Siembra, Zaguán de Poesía y Los Impresentables. Es Hermano de la Salle. Publicó el poemario Estación del fuego en 2007. Ha obtenido varios reconocimientos literarios: Primer puesto en el II concurso “La memoria de nuestros pueblos”: Homenaje a los estudiantes caídos en soledad" (2013); mención en el IX concurso Bonaventuriano de Cali (2013); mención en el XXVI concurso de Poesía y Cuento de la Universidad Externado de Colombia (2013), segundo puesto en el XII concurso de poesía Eduardo Carranza (año 2014) y mención de honor en el XII Concurso Bonaventuriano de Cali (2016). Ha publicado artículos y poemas en varias revistas literarias. Colaboró como columnista en la revista digital Vórtice (2015).