domingo, 13 de diciembre de 2015

Plagio

Sí, lo admito muchas veces traté de hacer copia en los exámenes pero siempre, digamos, un impedimento moral y/o el terror de quedar como un zapatos delante de todos, me impidió sacar mis papelitos de copia (cuando todo era memorístico). Eso fue en el colegio. En la Universidad jamás me atreví a plagiar trabajos, mucho menos parciales. Claro, tampoco quiero parecer un adalid de la moral y las buenas costumbres. No. Sin embargo, ahora, como docente invito a los estudiantes a crear, a inventar, a escribir, a citar fuentes (y aunque estoy de acuerdo con mi profesora Carolina Sanín sobre la manera como la universidad encamina la escritura de textos académicos), me parece que -inicialmente, para quienes empezamos este camino de la escritura- es necesario citar fuentes bibliográficas. Pues bien, todo esto se debe a que uno de los estudiantes donde soy docente plagió un trabajo, y no, no lo celebro, me cuestiono. Finalmente, luego de hablar con él, "cari'acontecido" admitió su falta, se fue, y no obtuvo absolución. Al fin de cuentas queda el invitar a los estudiantes al esfuerzo, a interiorizar el Elogio de la Dificultad, y de paso, a no caer, como docente y estudiante que soy, en el mismo error. Aunque en fin, bueno, también el arte del plagio, como escribe David Foster Wallas en El Rey Pálido, requiere esfuerzo y disciplina ("La paradoja del plagio es que en realidad se requiere mucho cuidado y trabajo duro para llevarlo a cabo con éxito, dado que hay que modificar el estilo del texto original, sus sustancias y sus secuencias lógicas lo bastante como para que el plagio no resulte total e insultantemente obvio para el profesor que lo tiene que puntuar" pág. 91, Ed. Mondadori), fue, en todo caso, "insultantemente obvio". No hay ningún mérito en copar y pegar, o en transcribir a mano un texto fruto del esfuerzo y el trabajo de otro, un texto que atribuyo mío... Es insultante. A no ser que uno se crea Borges.

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Nació en Zipaquirá el 24 de noviembre de 1977. Participó en los colectivos literarios Fundación Siembra, Zaguán de Poesía y Los Impresentables. Es Hermano de la Salle. Publicó el poemario Estación del fuego en 2007. Ha obtenido varios reconocimientos literarios: Primer puesto en el II concurso “La memoria de nuestros pueblos”: Homenaje a los estudiantes caídos en soledad" (2013); mención en el IX concurso Bonaventuriano de Cali (2013); mención en el XXVI concurso de Poesía y Cuento de la Universidad Externado de Colombia (2013), segundo puesto en el XII concurso de poesía Eduardo Carranza (año 2014) y mención de honor en el XII Concurso Bonaventuriano de Cali (2016). Ha publicado artículos y poemas en varias revistas literarias. Colaboró como columnista en la revista digital Vórtice (2015).